sábado, 2 de agosto de 2008

dimensiones humanas

DIMENSIONES HUMANAS:

  • SER RACIONAL
  • SER ETICO
  • SER LIBRE
  • SER SEXUADO
  • SER CON CAPACIDAD DE AMAR
  • SER INDIVIDUAL
  • SER TRASCENDETE

Las necesidades propias del ser humano es la de satisfacer su sentimiento de identidad. El individuo necesita formarse un concepto de sí mismo, poder decir y sentir: "Yo soy yo", de tener conciencia de él mismo y de su vecino como personas diferentes; ser capaz de vivir como el protagonista de sus acciones.

La autonomía moral se ha interpretado, sobre todo a partir de la Ilustración , como uno de los síntomas de madurez del ser humano. El hombre plenamente desarrollado no necesita recibir las normas de fuera sino que es capaz de dárselas a sí mismo. Evidentemente, esto no es algo que se logre de la noche a la mañana, sino que, se podría decir que es tarea para toda una vida.Han tratado de describir cuáles son las etapas por las que pasa todo ser humano hasta lograr esta autonomía que, por otro lado, no siempre está al alcance de todos.

Usualmente consideramos a la libertad como uno de nuestros grandes valores y derechos; pensar siquiera en alguien que intente socavarla mediante algún tipo de coacción, engaño o control (físico, legislativo, económico, político, etc.) le otorgamos adjetivos como autoritario, controlador, retrógrada, una persona con características dictatoriales, etc.

Para entender el tema de la sexualidad humana en su dimensión adecuada, lo primero que hay que distinguir son los conceptos sexo y sexualidad. Sexo es un término que sirve para clasificar a los seres humanos en dos grandes grupos: masculino y femenino, y también, en su uso coloquial, para aludir a la práctica sexual; mientras que sexualidad remite al conjunto de relaciones que los individuos establecen entre sí y con el mundo por el hecho de ser sexuados.Las necesidades sexuales para el ser humano no son, como en el resto de los seres vivos, un llamado a la reproducción, sino que se relacionan con la autoestima, con el placer, con los sentimientos, con la moral, con las costumbres, con la religión, con el derecho, con el proyecto de vida, con el género, en fin, con todos y cada uno de los elementos que constituyen nuestra identidad y nuestra vida en sociedad. Así, hemos desarrollado una cultura a partir de la necesidad sexual.

Ser felices en la vida depende de tu capacidad de amar. Hay quienes se refieren a que han cometido un pecado de amor (que es tan contradictorio como decir nieve caliente...). No se puede pecar de amor. Se peca porque no se ama lo suficiente o porque se ama mal, mas no de amor o por amor. Muchos de los problemas que nos rodean diariamente, podían haberse resuelto antes de llegar a resultarnos algo desbordante, inaccesible e irresoluble. Debemos afrontar las situaciones lo mejor que se pueda, pero nunca intentar evitarlas, ya que puede que en algún momento de la vida pasen de largo, pero seguramente que el resto de las veces estén ahí a la vuelta de la esquina esperándonos pacientemente y habrán crecido más de lo que nos gustaría.


Lo que distingue esencialmente al hombre de los demás seres materiales es que, a diferencia de éstos, únicamente aquél no sólo es entre las cosas, sino que es dueño del ser propio y ajeno por el conocimiento: sabe que es y que son las cosas, y es dueño también de su propio ser y del de las cosas por su libertad: capaz de transformarlas o perfeccionarlas para lograr nuevos seres. En otros términos, lo que coloca al hombre en un plano específicamente diverso del mundo circundante es que él es el ser, que además de ser y existir, en quien se de-vela el ser propio y el ser que él no es -el ob-jectum o ser trascendente- y que posee el poder de acrecentar su ser y el de las cosas de acuerdo a los fines o valores que elige y se propone realizar. En tal sentido el hombre no sólo es, sino capaz de hacerse. Por la inteligencia y la conciencia y por la libertad, está abierto y ordenado al ser y en presencia del mismo, más aún su ser tiene sentido y se constituye tal por el espíritu que le confiere esta abertura y recepción en su inmanencia del ser trascendente.

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